En la entrada de la Biblioteca Laurenziana de Florencia los órdenes gigantes ya no descansan insertados en los muros si no que pasan a ser volúmenes independientes en sí mismos, a configurar y a dotar de dinamismo y de carácter propio el espacio que la escalinata domina.
Miguel Ángel no pudo abandonar el espacio del XVI en pos de uno alternativo pero lo transformó, lo estrujó, lo seccionó, lo dividió y lo multiplicó, poniendo en cuestión la envolvente. Solo así se explica que consiguiera el mayor drama de la historia de la arquitectura. Había abierto el camino hacia la liberación mental y espacial del barroco.
Por cierto, muy bien llevados tus 540.
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